El Ciclo del Pecado.
Cuando terminó la clase y Leila se encontraba caminando hacia su casa como de costumbre, sus compañeras, las chicas perfectas del grupo de las populares del colegio, la alcanzaron y le entregaron una hoja de papel doblada a la mitad, era una invitación.
Leila no podía creer lo que tenía en sus manos ¡Había sido invitada a una fiesta! Y no a cualquier fiesta, sino a la de Steven, el chico con el que todas las jovencitas del centro (incluyéndola) han soñado alguna vez. Era demasiado para ella: en primer lugar, las chicas que la han ignorado desde su llegada al colegio se le acercan y como si eso no fuera lo suficientemente sorprendente le extienden una invitación a una fiesta. ¡Se sentía importante por primera vez! Sus manos comenzaron a temblar y el aire comenzó a faltarle. Con los ojos cerrados le suplicó a Dios que no le diera uno de sus ataques de asma en ese momento y en un intento por mantenerse firme trató de recuperar el ritmo natural de su respiración contando mentalmente hasta diez como su madre le había enseñado años atrás.
El resto del camino a casa (todavía sintiendo el efecto de estar flotando en una nube por lo ocurrido anteriormente) se la pasó planificando lo que le iba a decir a su madre para que le permitiera ir a la fiesta, presentía que ella se negaría. Al llegar almorzó con su madre y su hermanito, lavó los platos sin que la tuvieran que mandar, arregló la casa y limpió el jardín que debió haber limpiado una semana atrás. Faltaba poco menos de 4 horas para la fiesta y ella aún no encontraba un argumento lo suficientemente bueno para convencer a su madre de dejarla ir. Después de practicar durante media hora frente al espejo, se aclaró la garganta y caminó decidida hacia la habitación en donde su madre se encontraba estudiando la biblia.
— ¡No! —Fue la única palabra que salió de los labios de la señora Rosa.
—¡Pero mamá! ¿Por qué no?—Preguntó Leila muy indignada, no podía creer que el argumento que practicó tanto frente al espejo se había difuminado en un segundo.
—No es una buena idea que vayas a esa fiesta porque no es un ambiente bueno para ti —Habló la mamá de Leila sin quitar los ojos de su biblia.
—¿Pero cómo lo sabes?—Replicó la adolescente —No puedes estar segura de ello si no los conoces bien, ¡Steven es buen chico, va a los servicios de jóvenes casi todos los sábados!
La señora Rosa notando el rumbo que estaba tomando la conversación miró a su hija con amor y le dijo: —Cariño la mamá de Steven llora en cada servicio de damas porque dice que siente haber perdido el control sobre su hijo, él ya no es el mismo niño inocente que era, de hecho la hermana Elena tiene que obligarlo para que asista a la iglesia. Créeme, no es buena idea que asistas a esa fiesta.
Leila sintiéndose vencida salió de malagana de la habitación de su madre y se lanzó sobre su cama a llorar. Luego de un rato de puro llanto decidió revisar su celular y se encontró con un mensaje de su amiga Kenyah preguntándole si iba a asistir al grupo pequeño, ya que ella estaba encargada de organizar el programa y quería que Leila se encargara de las alabanzas. La joven estaba a punto de responder con un sí, cuando un mensaje de un número desconocido apareció en su pantalla. Se trataba de Steven y le estaba pidiendo que por favor no faltara a su fiesta porque quería verla.
Leila aprovechó que su madre se fue al estudio bíblico que dirigía con las mujeres de barrio, le envió un mensaje a su amiga diciendo que se sentía mal y no asistiría al grupo pequeño de estudio bíblico ¿y a que no imaginas? ¡Se fue a escondidas!
Desde que llegó a la fiesta supo que ese lugar no era para ella. El alcohol, el humo y la música desagradable a todo volumen hicieron que por un momento se sintiera mareada, pero claro, esos factores no la harían perder su única oportunidad de compartir con el chico de sus sueños ¿y quién sabe? Quizás alcanzara la tan anhelada popularidad.
De un momento a otro, de estar sentada en una esquina mirando a todos bailar, presionada por las chicas populares pasó a bailar también (o intentarlo ya que parecía haber nacido con ambos pies izquierdos). Llegó el momento de los juegos y los famosos shots. Aunque al principio se negó, Steven logró convencerla de tomar alcohol alegando que los cristianos podían tomar porque había visto a su madre tomarse una copa de vino en navidad.
En fin, pasó lo que imaginas. Ya estando ebrios la temperatura aumentó y antes de que pudiera percatarse de lo que sucedía ya se encontraba besándose con Steven en una de las habitaciones de la casa en la que se encontraban. Su teléfono de pronto empezó a sonar provocando que ambos jóvenes se asustaran, era el hermanito de Leila, la estaba llamando para preguntarle si había visto su cinta de videojuego favorita. Respondió con un no bastante seco y le colgó, y continuó la acción hasta el final.
Como era de esperarse un mes después no había vuelto a hablar con Steven, por alguna razón él la había ignorado desde el día de la fiesta. Esto la tenía deprimida, sin mencionar la tortura de haberle fallado a Dios. Pero ni el repentino alejamiento de Steven, ni el haberle fallado a Dios lograban torturarla al punto que lo hacía el atraso de dos semanas que había presentado su periodo. Es por eso que lloraba mientras sentada en el baño de su casa esperaba los resultados de su prueba de embarazo casera. ¡Positiva! ¡Un pequeño Stevencito se había comenzado a formar en su vientre!
Después de llorar por horas, con los ojos hinchados Leila decidió llamar al joven que la había metido en todo este rollo y contarle que su encuentro en el día de la fiesta había dejado algo como resultado. Por supuesto que Steven dijo que no podía ser suyo y los otros argumentos inútiles que utilizan los chicos que no se hacen responsables de sus actos. Pero luego de un momento de histeria al fin aceptó la responsabilidad. ¡Sabía que él era el único que había tocado a Leila! Por eso, con los derechos que le otorgaban ser el padre de la criatura que se empezaba a formar, tomó la decisión de que lo mejor era que no naciera.
Leila por supuesto se espantó ante la palabra aborto pero la realidad era que aceptar todo lo que el hecho de salir embarazada provocaría cuando ni siquiera tenía novio, era parte del ministerio de alabanza, la hija ejemplar de doña Elena y la de mejores calificaciones en el colegio sería un golpe muy fuerte para ella y su dignidad, por lo que se fue por el lado más fácil y otra vez se dejó convencer del chico de sus sueños (¿o sus pesadillas?) y lo hizo, abortó.
EL CICLO DEL PECADO.
La triste historia de Leila es lo que podría llamarse el ciclo del pecado. El pecado nunca se presenta en nuestra vida como pecado, sino como una tentación, algo agradable para nosotros. Una vez caemos, el pecado se quita la máscara y nos destruye.
Si te preguntara en qué falló la joven seguramente pensarás que su error fue abortar a la pequeña criatura que se formaba en su vientre, pero no es así. Su principal error lo cometió cuando decidió desobedecer a su madre cediendo ante la tentación de ir a la fiesta. Una pequeña mala decisión tiene la capacidad de marcar tu futuro tanto en lo espiritual como en todas las áreas de tu vida. Lo que sucedió después de su decisión no fue nada más que el pecado siendo pecado, o sea, quitándose la máscara y atacando directamente.
Analicemos el relato.
De no haber caído en la tentación de asistir a la fiesta, no hubiera desobedecido a su madre, si no hubiera desobedecido no se hubiese expuesto al ambiente de alcohol, de no haberse expuesto a ese ambiente, las chicas no iban a tener que presionar para que lo tomara, de no haberlo tomado no se hubiera emborrachado y si no hubiese estado borracha, seguro hubiese captado la advertencia del espíritu Santo cuando a través de la llamada de su hermano intentó detenerla. ¡Sí, el Espíritu Santo estuvo enviando warnings en todo momento! La negativa de su madre diciéndole que no era buena idea ir, la llamada de su amiga recordándole que debía ir a la reunión de estudio bíblico, la sensación de sentirse como un pez fuera del agua cuando llegó a la fiesta, y por último la llamada repentina de su hermano mientras se besaba con Steven.
Sin duda no podemos evitar que la tentación llegue a nuestras vidas, pero definitivamente el caer o no caer, depende de nosotros y de lo fuerte que se encuentre nuestro espíritu.
Existe una guerra invisible que se lidia en nuestro interior en todo momento, El espíritu vs. La carne. El ganador de esta batalla dependerá de quien esté más fuerte y aunque suene increíble, tú eres el que se encarga entrenar a estos dos peleadores. Al que entrenes mejor preparándolo con buena alimentación y ejercitándolo a diario, será el ganador. Si trabajas y alimentas tu carne el Espíritu siempre saldrá perdiendo, pero por el contrario si te enfocas en alimentar y fortalecer el espíritu, la carne no podrá vencer.
La biblia dice que el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; o sea que no existe algo que puedas hacer en lo que los dos se sientan complacidos.
Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es (Juan 3:6).
Mientras más fuerte se encuentre nuestro espíritu, menos posibilidades tenemos de caer ante las tentaciones. Pero si por el contrario el espíritu dentro de ti está debilucho, vas a perder las batallas espirituales a las que te enfrentes.
La vida es una toma constante de decisiones, y cada día debemos elegir agradar a Dios sobre nuestros propios deseos. Además, tenemos que aprender a rechazar el pecado cuando llegue a tu vida como tentación, porque una vez le damos acceso el entrará y nos destruirá. Para ello necesitamos algo que solo Dios puede darnos ¡discernimiento!
Debemos orar para que Dios nos ayude a discernir lo que es bueno y lo que es malo disfrazado de bueno, solo así podremos evitar caer en las garras asesinas del pecado y salir victoriosos.
Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman. (Santiago 1:12).
Querido Amigo/a, no te dejes engañar por el pecado. Mantente firme en Jesús para que no caigas en las garras asesinas de la tentación, lo que hoy empieza como un simple mensaje, mañana podría acabar dañándote.
Bendiciones, Paz!
Recuerda comentar si te gustó esta entrada. (PD: La historia de Leila no es real, fue escrita por mi con el propósito de dejar esta enseñanza. Aunque sabemos que hay muchas personas que han vivido esto en su realidad...)
Recuerden dejarme sus comentarios!! 🖤
ResponderBorrarWow me gustó mucho la reflexión al final de la historia de leila y que tanta advertencia de Dios y no hizo caso es muy buena reflexión kharol y también aprendí que tenemos que estar atento del enemigo
ResponderBorrarBuena historia, me hizo recordar cuando, tuve novia y pensaba en ese tipo de cosas, pero Dios quito de mi esa relación, y ahora me guardo para honrarlo! En ese momento no entendí lo que pasaba ahora se que su gracia me sostuvo gracias karol!
ResponderBorrarMe encanto!!!, que Dios te siga usando constantemente para su Gloria. Que Dios te bendiga mucho!!!
ResponderBorrarWow�������� buenísimo!! Bendiciones ��❤️
ResponderBorrarGloria a Dios , impactante me ayudas como no tienes idea♡ Dios llega en el momento justo, muchas gracias fue de tanto socorro para mi . Dios te bendiga y fortalezca .
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